domingo, 28 de diciembre de 2008

Derechos LGTB en la ONU

Enérgica declaración pro derechos de LGBTI en la ONU:
NUEVA CONQUISTA EN ESTA LARGA LUCHA POR LA IGUALDAD

Escribe: Manuel Herrera Loayza
Director del Boletín Diversidad
Periodista, Magíster en Estudios Sociales y Políticos.
Doctorando en Estudios Latinoamericanos .

Gracias al liderazgo y al trabajo coordinado, profesional y comprometido de ONGS, instituciones y grupos de derechos humanos y activistas del movimiento global LGBTI de muchas partes del mundo, se logró una nueva conquista, un paso adelante en la larga lucha por la igualdad y el reconocimiento de los derechos humanos de lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, transexuales, travestis e intersexuales (LGBTI).
El 18 de diciembre último, 66 países apoyaron con su firma la "declaración conjunta sobre derechos humanos y orientación sexual e identidad de género", leída por Argentina en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, E.U.A. y cuyo contenido reafirma la universalidad y la indivisibilidad de los derechos humanos, con ocasión del 60 aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH).
Se trata de un histórico y enérgico texto sobre orientación sexual e identidad de género nunca antes pronunciado por tantos estados miembros de la ONU, provenientes de cada región del planeta y con sus diferentes perspectivas culturales y religiosas.
Los 66 Estados que firmaron enfatizan que "toda persona tiene derecho al disfrute de los derechos humanos sin distinción de ningún tipo", y precisan que "el principio de no-discriminación exige que los derechos humanos apliquen igualmente a cada ser humano sin importar la orientación sexual y la identidad de género".
También manifiestan su profunda preocupación "por las violaciones de derechos humanos y libertades fundamentales sobre la base de la orientación sexual o la identidad de género", y dicen estar alarmados "por la violencia, acoso, discriminación, exclusión, estigmatización y prejuicio que se dirigen contra personas de todos los países del mundo debido a su orientación sexual o identidad de género, y porque estas prácticas minan la integridad y dignidad de quienes están sometidos a estos abusos".
Para indignación y vergüenza de los/as peruanos/as, el gobierno homofóbico de García Pérez -protector de corruptelas, violaciones de derechos humanos y otras injusticias- no apoyó ni firmó la declaración. A este gobierno no le importa promover la igualdad real para todos/as los/as peruanos/as, pues no cree que "todos los seres humanos somos libres e iguales en dignidad y derechos" (Art. 1 de la DUDH).
Y es que en el Perú y en casi la mitad de Estados que conforman la ONU aún hay quienes dudan de la condición humana de las personas LGBTI y las consideran no como sujetos de derecho sino como "ciudadanos/as de segunda o tercera".
En este mismo periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, Siria, en nombre de otros 57 Estados miembros, presentó "otra declaración" en la que cuestionaba las "nociones" de "orientación sexual" e "identidad de género", aludiendo que "no tienen fundamento legal" y tratando de confundir a incautos al pretender mezclar estos conceptos con la pedofilia y otros "actos deplorables".
El Vaticano, como de costumbre, hizo sus "serias reservaciones" a la "declaración de los 66", pero, para sorpresa de propios y extraños, señaló que la Santa Sede apreciaba las intenciones hechas en la declaración conjunta para condenar todas las formas de violencia contra las personas homosexuales, y que urgía a los Estados a tomar las medidas necesarias para poner fin a las sanciones penales contra ellas.
Según algunos activistas presentes en los debates, ciertos actores como la iglesia católica que por largo tiempo han hablado fuertemente contra estas cuestiones, hoy están modificando sus tácticas para expresar sus desacuerdos. Esto estaría sugiriendo un cambio positivo para posteriores debates sobre las mismas cuestiones. ¿Será así?
Aunque la "declaración de los 66" no es vinculante, sí reafirma las garantías de protección de los derechos humanos que existen hoy en el derecho internacional, aplicadas a los casos de quienes sufren violaciones de sus derechos humanos y libertades fundamentales por motivos de orientación sexual e identidad de género.
"Hay ahora un considerable cuerpo de decisiones afirmando que la discriminación sobre la base de la orientación sexual es contraria al derecho internacional de los derechos humanos", dijo la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillare, en un video mensaje transmitido durante el panel de discusión sobre "Derechos humanos, orientación sexual e identidad de género" en la oficina central de la ONU en Nueva York, en el marco de su reciente periodo de sesiones.
Como bien dice Pillare, "muchos de los argumentos de los oponentes [a la declaración] están basados sobre afirmaciones erróneas del derecho". Y, es más, calificó a las leyes que penalizan la homosexualidad como "anacrónicas" y "reliquias coloniales", ya que atentan contra el derecho internacional y la dignidad de las personas.
Por ello, es vital que los activismos subrayen persistentemente, como Pillare, que las lesbianas, gays, bisexuales, transgéneros, transexuales e intersexuales "son miembros iguales y plenos de la familia humana, y tienen derecho a ser tratados como tales".
De hecho, la declaración coloca por primera vez a la identidad de género al mismo nivel que la orientación sexual, ya que las trata dentro de un amplio rango de violaciones de derechos humanos con base en tales motivos, "dondequiera que tengan lugar, en particular el uso de la pena de muerte sobre esta base, las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, la práctica de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, el arresto o detención arbitrarios y la denegación de derechos económicos, sociales y culturales, incluyendo el derecho a la salud".
El principio de universalidad de los derechos humanos no admite excepciones. Este nuevo documento formal de la ONU será de mucha utilidad para el trabajo actual de promoción, protección, defensa e incidencia a favor de los derechos de LGBTI nacional, regional e internacionalmente, tanto en Estados que apoyaron la declaración como en aquellos que no lo hicieron. Es necesario implicar cada vez más a los otros Estados, considerando que sus temores hacia la orientación sexual e identidad de género son infundados. En dos años, se logró que doce países se unieran. Nuevos avances son posibles, pero la faena será ardua, particularmente en América Latina. Hoy, el trabajo comprometido y el respaldo real hacia la protección de los derechos de LGBTI parecen crecer en instancias como la ONU, la OEA y otros foros internacionales que se muestran más dispuestos y francos a dialogar y debatir estos temas. Todo parece indicar que el consenso puede ir creciendo en los próximos años. Así sea.

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