Por: Víctor Vásquez
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
En los últimos días se ha evidenciado una ola creciente de asesinatos a personas cuya orientación sexual e identidad de género es diferente a la HETERONORMATIVIDAD. Y resalto esta última palabra con el fin de señalar que la complejidad de la sexualidad humana no sólo se agota con la heterosexualidad, como muchos creen, sino que también existe una diversidad de formas de expresión sexo – afectiva tan válidas y enriquecedoras como la primera. Este boletín ha reportado las noticias concernientes a los asesinatos de los estilistas Víctor Lozano, Marco Antonio Gallegos, Jhosvany Enríquez entre otros que han sido publicados en ediciones anteriores. La presente nota intenta reflexionar sobre la dinámica psicológica subyacente a estos hechos violentos.
Si bien todos estos crímenes han sido cometidos en lugares y tiempos diferentes, existen factores comunes que comparten los victimarios o asesinos consistentes en actitudes de desvalorización, discriminación y marginación hacia sus víctimas que se reflejan en la forma despiadada y cruel del asesinato. A pesar de que el asesino, en la mayoría de los casos, pertenece al grupo de amigos y mantiene vínculos afectivos y sexuales, esto no ha sido impedimento para perpetrar tortuosos asesinatos motivado, probablemente, por estructuras de pensamiento caracterizado por ideas machistas, homofóbicas y reforzado por relaciones de poder “invertidas”. Digo invertida para señalar que el asesino recibía favores económicos de una persona que se supone que es inferior a él y marginada socialmente, es decir, el poder era poseído por la víctima y no por el asesino; y esto como es sabido en individuos con mentalidades retrógradas y anacrónicas se genera, en un plano no consciente, odio hacia la persona que sustenta el poder impulsando y justificando el asesinato.
Hasta el momento se ha presentado, de manera breve, características comunes de los diversos asesinatos para arribar a la conclusión de que si bien en estos acontecimientos el móvil principal ha podido ser diferente comparten ciertas variables que los configuran, también, en crímenes de odio definidos como hechos violentos que implican torturas y asesinatos a otras personas por el sólo hecho de su orientación sexual o identidad de género. Es interesante recalcar que muchos colectivos LGTB y el presente artículo buscan colocar en la memoria, y especialmente, en las agendas políticas, la necesidad de promover y erradicar todo tipo de discriminación, exclusión o estigmatización a personas cuya forma de expresar su sexualidad es diferente a la heterosexual.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
En los últimos días se ha evidenciado una ola creciente de asesinatos a personas cuya orientación sexual e identidad de género es diferente a la HETERONORMATIVIDAD. Y resalto esta última palabra con el fin de señalar que la complejidad de la sexualidad humana no sólo se agota con la heterosexualidad, como muchos creen, sino que también existe una diversidad de formas de expresión sexo – afectiva tan válidas y enriquecedoras como la primera. Este boletín ha reportado las noticias concernientes a los asesinatos de los estilistas Víctor Lozano, Marco Antonio Gallegos, Jhosvany Enríquez entre otros que han sido publicados en ediciones anteriores. La presente nota intenta reflexionar sobre la dinámica psicológica subyacente a estos hechos violentos.
Si bien todos estos crímenes han sido cometidos en lugares y tiempos diferentes, existen factores comunes que comparten los victimarios o asesinos consistentes en actitudes de desvalorización, discriminación y marginación hacia sus víctimas que se reflejan en la forma despiadada y cruel del asesinato. A pesar de que el asesino, en la mayoría de los casos, pertenece al grupo de amigos y mantiene vínculos afectivos y sexuales, esto no ha sido impedimento para perpetrar tortuosos asesinatos motivado, probablemente, por estructuras de pensamiento caracterizado por ideas machistas, homofóbicas y reforzado por relaciones de poder “invertidas”. Digo invertida para señalar que el asesino recibía favores económicos de una persona que se supone que es inferior a él y marginada socialmente, es decir, el poder era poseído por la víctima y no por el asesino; y esto como es sabido en individuos con mentalidades retrógradas y anacrónicas se genera, en un plano no consciente, odio hacia la persona que sustenta el poder impulsando y justificando el asesinato.
Hasta el momento se ha presentado, de manera breve, características comunes de los diversos asesinatos para arribar a la conclusión de que si bien en estos acontecimientos el móvil principal ha podido ser diferente comparten ciertas variables que los configuran, también, en crímenes de odio definidos como hechos violentos que implican torturas y asesinatos a otras personas por el sólo hecho de su orientación sexual o identidad de género. Es interesante recalcar que muchos colectivos LGTB y el presente artículo buscan colocar en la memoria, y especialmente, en las agendas políticas, la necesidad de promover y erradicar todo tipo de discriminación, exclusión o estigmatización a personas cuya forma de expresar su sexualidad es diferente a la heterosexual.
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