Comentario de Manuel Herrera sobre el artículo de Antonio Marquet
No son novedad, el odio, el rechazo, la hostilidad, la injuria y la persecución declarados y encarnados de los jerarcas de la iglesia católica contra la lucha por la dignidad, iguales derechos y la felicidad de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y transgénero (LGBT).
Sin embargo, hay momentos en que esta iglesia hace alarde y demostración de sus altos índices de crueldad homófoba, como hoy acontece en el Distrito Federal-México, tras la justa aprobación del matrimonio y la adopción de hijos/as para las parejas homosexuales que radican en la capital mexicana.
En esta entrega, presentamos la colaboración del catedrático y escritor mexicano Antonio Marquet, quien a través de su artículo (El tsunami de intolerancia), alerta sobre la cerrazón, el machismo, la intolerancia y el oscurantismo vigentes en México, donde había avances en los últimos años, sobre todo en la capital, en torno a la lucha por los derechos de LGBT. Por ello, preocupan mucho hoy las múltiples expresiones de la homofobia, reactivadas con mucha vehemencia en las últimas semanas, hasta la fecha, principalmente en el D.F., y que azuzan a la violencia.
Frente a la reciente aprobación en México de una legislación que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, incluyendo la adopción, en el Distrito Federal; la homofobia social e institucional, con fuerza de volcán en alta erupción, viene mostrando su peor cara, insultando por doquier, amenazando y atacando con todo a quienes gestaron y concretaron esa ley, que no hace más que ser incluyente, lucha realmente contra la discriminación y procura el disfrute efectivo de los derechos al matrimonio, a tener hijos/as y a formar una familia, en igualdad de condiciones a las parejas heterosexuales, con iguales oportunidades, beneficios sociales y la protección jurídica-legal por parte del Estado, como todos merecemos.
En los últimos años, tras algunas conquistas a favor de los derechos humanos y ciudadanos de la población LGBT en algunos países, estos sentimientos, actitudes, aptitudes y discursos homofóbicos han sido férreamente acentuados y exacerbados, llegando incluso a configurarse grupos conservadores que, apoyados por los fundamentalismos de las derechas políticas y religiosas, buscan imponer su moral, su ignorancia, su inhumanidad, su desprecio, sus prejuicios y su odio a flor de piel contra aquellas personas que rompen con el sexismo, la heterosexualidad obligatoria y la heteronormatividad opresora del sistema sexo-género dominante.
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