Por: Carlos Omar Araya
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Eran como las seis de la tarde aproximadamente. Había dejado muchas cosas pendientes aún antes de llegar al Parque del amor, pero no me importaba. No sé, algo me decía que iba haber mucha cosas interesantes que ver y hacer, quizá muchos chicos guapos dispuestos a besarse sin ningún tipo de barreras personales, chicos libres y dispuestos a mostrarse en público, al menos eso es lo que se anunciaba en los afiches. Es cierto que e no se anunciaba chicos guapos, pero si prometían cuarenta parejas LGTB que se besarían. Esa fue mi motivación, tengo que ser sincero, quien sabe, viendo tanta gente besándose podría caber la posibilidad de también besarme con alguien, y si era guapo, mejor aún.
Había mucha gente, no necesariamente todos eran gay o lesbianas, pues el alcalde de Miraflores –donde esta ubicado el parque- como ya en otros años, suele realizar un evento familiar en torno al amor en ese mismo parque, y a esa misma hora. Para los quienes conocen bien el lugar, es sabido que el parque es bastante pequeño, más aún, ya para el evento en si, casi todo el parque estaba ocupado por el evento de la municipalidad de Miraflores, y el acto del Amor No Discrimina, se redujo a un rincón del parque, a un espacio muy pequeño y algo caótico pues a decir verdad, había mucha gente observando el afiche que se había colocado en medio de ese espacio.
Traté de encontrar a los organizadores y a las 40 valerosas parejas, para ver si podíamos ser 40 + 1, pero no vi muchas parejas gay o lesbianas, o al menos no mucha dispuestas a besarse. En verdad, había mucha gente. Se había creado un contorno con unos lazos multicolores en el césped, para crear un espacio en el cual las parejas y los demás actos se dieran, alrededor de los lazos había mucha gente dirigiéndose unos a los otros, algunos con megáfonos, y una chica dirigiendo a otros a solo voz alzada.
Entre las cosas realmente que llamaban la atención era una pareja de drag quees vestidas con prendas muy multicolores. Había una enorme pancarta con las siglas del evento y los auspiciadores -que no eran pocos comparándolo con otros años- Luego como a eso de las siete de la noche empezó el evento con los respectivos saludos a los miembros de
Bueno, al final me animé, creo que lo hice pues me dio pena que no hubiera muchas parejas dispuestas y pues creo que tengo cierto espíritu solidario de ves en cuando. Busqué infructuosamente algún voluntario, pero obviamente nadie se animó. Ya faltando poco para empezar el acto, no faltó un chico que me dijo que sí. Claro, al comienzo no quiso, pero luego cedió ante mis presiones. Creo que seria divertido, pese a que no me gustan las cámaras de televisión, y ese día había al menos dos medios de comunicación televisiva y muchas cámaras fotográficas, por cierto.
Mi beso fue muy fugaz, rápido pero preciso. Luego se anunció el concurso al beso más largo. Dijeron que habría premios, pero no quise concursar, en verdad, no estaba dispuesto a besarme 20 minutos con un desconocido, en todo caso ya había figureteado bastante. La pareja ganadora tomó ese tiempo y luego me comentaron que les dolió los labios. Creo que es una prueba infalible más, que el amor, inevitablemente duele.
Según creo, el evento pudo ser mejor por toda la convocatoria realizada previamente. Hubo mucha expectativa en que efectivamente hubiera toda una horda de parejas LGTB basándose, pero no fue así, eso me decepcionó. Claro, es un poco difícil buscar parejas que se quieran besar, pero si al menos la mitad de los activistas que estaban presentes lo hubieran hecho, pues al menos hubiéramos llegado a 20, y no a 5 parejas, que es lo que vi, en su momento, pero bueno, sus motivos tendrán. En todo caso, el amor, el activismo o los besos no discriminan, ¿no?
El Boletín Diversidad agradece la colaboración de Carlos Omar Araya.