El feroz asesinato el pasado 27 de agosto del sacerdote católico Linan Ruiz García y del seminarista Ananías Águila, al interior del Convento de San Francisco en el centro de Lima, dio un giro cuando el pasado 29 de agosto, la Policía Nacional informara que en la escena del crimen se había encontrado un conjunto de material pornográfico y evidencias que los asesinos habrían sido dejados entrar al Convento por sus propias victimas; abriendo una serie de especulaciones sobre la orientación sexual de los clérigos católicos asesinados y la relación que estos tenían con sus victimarios; supuestamente dos jóvenes indigentes que acudían a recibir sus alimentos al templo católico.
La forma como los perpetradores se ganaron la confianza de sus víctimas, el alto número de puñaladas encontradas en los cadáveres de las víctimas, además del posterior robo de pertenencias de valor, configuran un patrón muy similar a los asesinatos de odio, ocurrido en los últimos meses en Lima y cuyas principales víctimas han sido estilistas. Frente a estas revelaciones la reacción de la Iglesia Católica ha sido inmediata y ha buscado que no se revele más datos sobre la orientación sexual de las víctimas, consecuencia de lo anterior, el día 30 de agosto el General Octavio Salazar, Ministro del Interior, prohibió a la Policía seguir dando información sobre este horroroso crimen.
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