martes, 1 de abril de 2014

OPINIÓN: UN ACTIVISMO MÁS EMPÁTICO

Por. Iván Pavletich (Ex Director de Raíz Disidencia Sexual)

Frente a la coyuntura actual del debate del proyecto de ley de Unión Civil, en donde se han presentado condiciones favorables sin precedentes que podrían aumentar las probabilidades de su aprobación, es importante la reacción que se puede (y tiene que) producir de parte de los colectivos activistas organizados alrededor de la causa TLGB.

En la coyuntura actual se sienten aires nuevos lo cual también requiere actitudes nuevas de parte del activismo. Desde hace ya varios meses se siente una participación más visible de líderes, periodistas, intelectuales, políticos e incluso instituciones del Estado, a favor de los derechos TLGB: personas e instituciones que se están comprando el pleito. Sin embargo, hay que recordar que nadie defiende los derechos de uno como uno mismo. Y una cosa es escribir un informe o aparecer unos segundos en un video y otra es salir a la calle o luchar hasta el final en la votación.
No puede ser indiferente para los activistas TLGB el hecho de que, por ejemplo, la convocatoria de actividades como Marcha por la Vida supera en proporciones abismales, las convocatorias que buscaban promover o reivindicar los derechos TLGBs. Se me vienen a la mente la más mediática Marcha del Orgullo o el plantón de protesta en contra de la votación desfavorable en el Congreso sobre los crímenes de odio. Ninguna de ellas juntas superó las 5 mil personas. Y esto debe ser una autocrítica a los actuales líderes activistas. Si bien es entendible que marchas dogmáticas como las de Marcha por la Vida tienen mayor poder de arrastre y también más recursos económicos, es importante plantearse con urgencia formas para que las marchas por los derechos TLGB tengan más poder de convocatoria, ¿o nos estamos conformando?
La primera solución podría ser, por ejemplo, crear unidad y cohesión dentro del colectivo. Abrir espacios, ser más empáticos. Ser respetuosos a diversas posturas dentro del activismo y de cualquier movimiento social más o menos afín. Recuerdo que en algún debate via Facebook con personas del MHOL, se me cuestionaba la necesidad o validez de buscar cohesión, siendo para mi algo tan esencial. Los líderes actuales que han tenido y tienen un trabajo muy valioso, no deben cerrarse con discursos intelectualoides y seudo principistas dentro de su propia audiencia. Probablemente a algunos de ellos les satisfaga el ego el ser referentes dentro de una comunidad, a pesar de que esta sea pequeña, estática y, muchas veces, aislada. Se cuestionaba con dureza y sarcasmo, por ejemplo, el acercamiento de activistas al Estado cuando justamente es el Estado el que ha puesto ahora la balanza ligeramente a nuestro favor con el histórico pronunciamiento del Ministerio de Justicia a favor del proyecto de ley.

Y aquí viene el segundo punto que me parece importante y es que las demandas por los derechos TLGB tienen que ser necesariamente parte de las demandas de más colectivos. Y para eso también se necesita tolerancia, negociación y mucha maña política, pero de la buena. La discriminación y carencia de derechos es un problema cuya esencia es la misma y que es compartida por los gremios sindicales, los movimientos étnicos, las feministas entre otros más. Cuanto más se abra las puertas, más articulación, más capital social, más movilización, más contrapeso a los sectores conservadores. Pero para eso se debe pensar diferente a los años pasados. Ser estratégicos, ceder, consensuar, tranzar. Por ejemplo, dentro del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables existen actualmente altas funcionarias con una postura más que favorable y aguerrida a favor de los derechos TLGB. ¿No sería otro golpe contundente si se lograra un pronunciamiento a favor del proyecto de ley desde este sector? , ¿se lograría dicha pronunciamiento con una postura ácida hacia el Estado de parte del activismo como ocurría hace tan solo unos meses? Recuerdo que se criticaba incluso la existencia de la mesa de lesbianas dentro del Ministerio de la Mujer-MIMP, cuando en realidad esa mesa, astutamente llevada, podría quizá haberse convertido en una ventana abierta con este sector.

Al final, el objetivo es el mismo, más libertad para todos. Un buen termómetro del grado de convocatoria va a ser la Marcha por la Igualdad que espero sea más que exitosa.

3 comentarios:

  1. Hola Iván, coincido en que se trata de una agenda de libertad e igualdad, agregaría nada más el enfoque de derechos humanos que de norte a dicha agenda; coincido contigo en que hay varias debilidades en lo que puede llamarse un posicionamiento estratégico, donde es clave la incidencia sobre el Estado como bien planteas; un abrazo, Jorge Trefogli.

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  2. Brillante reflexión de Iván Pavletich sobre los desafíos del movimiento LGBT.
    Iván a la distancia geográfica en la que se encuentra nos está demostrando que está más presente que nunca en lo que está pasando aquí y con una mirada desde dentro, pero objetiva, serena, que busca acumular y avanzar por encima de las diferencias. Es decir, con una mirada de líder.

    Quienes participamos de la marcha por la igualdad hemos sido protagonistas de un hecho histórico que tiene que repetirse hasta -ojala pronto- que se apruebe la ley de unión civil, y la reflexión que nos propone Iván ayuda a pensar en la mejor manera de hacerlo. Suscribo que nadie defiende sus derechos mejor que uno mismo y son los colectivos LGBT los llamados a liderar la causa LGBT. Los demás sumanos, apoyamos, nos compramos el pleito también, pero hay que salir a las calles hasta el final. ¿Estarán preparados los colectivos para asumir este reto? Yo creo que sí y sé que aquí hay mucha gente que piensa como él, pero siempre es necesaria una voz -o unas líneas- que nos ayuden a reflexionar mientras actuamos para hacerlo cada vez mejor.

    El movimiento LGBT y los/as activistas no dependen de una o pocas organizaciones, sino fundamentalmente de su energía colectiva y en este contexto Iván vuelve a tener razón cuando llama a la unidad y la cohesión frente a las demostraciones públicas de las posiciones conservadoras y cuando señala que las demandas por los derechos LGTB tienen que ser parte de las demandas de más colectivos. Pätricia Carrillo Montenegro

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  3. Brillante reflexión de Iván Pavletich sobre los desafíos del movimiento LGBT.
    Iván a la distancia geográfica en la que se encuentra nos está demostrando que está más presente que nunca en lo que está pasando aquí y con una mirada desde dentro, pero objetiva, serena, que busca acumular y avanzar por encima de las diferencias. Es decir, con una mirada de líder.

    Quienes participamos de la marcha por la igualdad hemos sido protagonistas de un hecho histórico que tiene que repetirse hasta -ojala pronto- que se apruebe la ley de unión civil, y la reflexión que nos propone Iván ayuda a pensar en la mejor manera de hacerlo. Suscribo que nadie defiende sus derechos mejor que uno mismo y son los colectivos LGBT los llamados a liderar la causa LGBT. Los demás sumanos, apoyamos, nos compramos el pleito también, pero hay que salir a las calles hasta el final. ¿Estarán preparados los colectivos para asumir este reto? Yo creo que sí y sé que aquí hay mucha gente que piensa como él, pero siempre es necesaria una voz -o unas líneas- que nos ayuden a reflexionar mientras actuamos para hacerlo cada vez mejor.

    El movimiento LGBT y los/as activistas no dependen de una o pocas organizaciones, sino fundamentalmente de su energía colectiva y en este contexto Iván vuelve a tener razón cuando llama a la unidad y la cohesión frente a las demostraciones públicas de las posiciones conservadoras y cuando señala que las demandas por los derechos LGTB tienen que ser parte de las demandas de más colectivos. Patricia Carrillo

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