Boletín Diversidad
Quienes acompañamos a Óscar Ugarteche y Fidel Aroche en su solemne e histórico matrimonio civil, el 30 de octubre último en la ciudad de México, vivimos un momento muy especial en el que todos los y las asistentes nos sentimos henchidos de orgullo, alegría, emotividad, afecto y reconocimiento por nuestros casados amigos. El sentimiento que todos compartimos allí fue que su casamiento era un acto de amor con significado sociopolítico.
En la ciudad de México, jurídicamente, el “matrimonio es la unión libre de dos personas para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua”, según el artículo 146 del Código Civil del Distrito Federal. El matrimonio igualmente significa amor, cariño, protección, comunicación, comprensión y sobre todo mucha tolerancia.
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Tras señalar que la pareja había cumplido con los requisitos legales y había manifestado su voluntad de casarse, el juez del Registro Civil, bajo las facultades que le confiere el Gobierno del Distrito Federal, dijo a Fidel y Óscar: “Tengo el honor de declararlos unidos en legítimo matrimonio en nombre de nuestras leyes y de nuestra sociedad. ¡Muchas felicidades!”.
Todos aplaudimos y gritamos vivas por esta solemne ceremonia y luego fuimos presurosos para abrazar a los recién casados y para también abrazarnos entre nosotros/as mismos/as por la alegría de este momento: los familiares, los/as amigos/as mexicanos/as y algunos/as amigos/as peruanos/as que vivimos tanto en México como fuera de Perú en otros países, y también otros/as amigos/as de la pareja venidos de Francia, Estados Unidos e Inglaterra.
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Luego de brindar, entre besos, abrazos y diálogos, se organizó un espontáneo y sentido espacio de discursos de algunos/as de los asistentes en homenaje a los casados.
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A continuación, sólo coloco fragmentos de aquellos discursos de carácter sociopolítico, cuya base concreta se encuentra en experiencias y trayectorias de amor, amistad y militancia.
La madrina Teresita de Barbieri, querida maestra, testimonió: “Lo que pasa es que con Fidel y Óscar yo aprendí muchas cosas. Aprendí toda esta cosa que rodea al matrimonio y que nos lleva a reconocernos como personas. A mí Fidel me lo dijo muy clarito: “Si no estás casado, no te respetan”. Entonces yo, como soy feminista, siempre pensé que el matrimonio era algo que había que cambiar, pero resulta que la sociedad también… hay muchas cosas más. Yo creo que esto amplía el margen o las visiones de la gente que queremos cambiar el matrimonio, que queremos cambiar las instituciones para que podamos ser felices, varones y mujeres”.
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“Cuando Óscar me pidió participar en la boda como padrino y acompañarlo –manifestó Enrique Bossio-, me sentí muy feliz porque hace casi 21 años, él me presentó a Luciano, y me hizo a la vez muy feliz. Entonces, es muy especial para mí, estar aquí con Óscar, con Fidel. Con Óscar me une una amistad enorme, una simpatía ideológica, militancia política, pero, especialmente, esta circunstancia de que él es nuestro padrino”.
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Francisco Miró Quesada expresó: “Yo quiero decir que somos amigos de Óscar desde la chiquititud, de toda la vida, que le he admirado siempre, desde que éramos muy niños, sobre todo por su trayectoria: un hombre que ha luchado por las libertades humanas, por la democracia en el Perú y fuera del Perú, y por su aporte como intelectual, desde su especialidad y más allá de su especialidad. Realmente me siento muy feliz de estar aquí. Yo conocí a Fidel en Lima, tenemos una gran amistad desde ese momento. Y yo quiero brindar por la felicidad de ambos. Y quiero decir finalmente -muy a la peruana-, que quiero brindar también por el coraje moral de Óscar”.
Gladys Acosta, funcionaria de Unifem-Nueva York, recordó: “Nos hemos conocido con Óscar hace muchos años en el Perú. Siempre cuando las papas han quemado, siempre peleando contra esas injusticias que parecen imposibles de erradicar, pero serán algún día erradicadas. Soñábamos en aquella época cuando éramos jóvenes todavía, y seguiremos soñando y seguiremos transmitiendo eso a los jóvenes, a las mujeres jóvenes, a los hombres jóvenes”.
Gladys, peruana, trajo la presencia y memoria de doña Lolita, madre de Óscar, a este feliz momento, y enfatizó que “este maravilloso acto era un lazo de amor que todos celebramos” y también “un acto político de afirmación de la libertad”.
Xochitlalli Aroche, hermana de Fidel, subrayó que estábamos siendo testigos de un acto de amor, sin dejar de reconocer igualmente que se trata de un acto de vanguardia cuyo significado social, político y civil es muy aleccionador para todos y todas.
En ese sentido, don Fernando Aroche Parra, padre de Fidel, afirmó: “Afrontamos la situación y la enfrentamos, a pesar de los prejuicios; los muchos no tienen razón, consecuentemente, yo por eso he optado por estar aquí”.
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Como Manuel Herrera, peruano, activista, amigo y doctorando orientado por Óscar Ugarteche en la UNAM, me sentí también motivado a decir algunas palabras:
“Para mí, Ugarteche y Fidel son personas maravillosas que hoy nos hacen sentir orgullosos de lo que somos, pero sobre todo, porque, además de ser peruano, soy activista de derechos humanos directa e indirectamente gracias a Óscar Ugarteche. Yo recuerdo alguna vez, estando más chavito, más chibolo, por televisión ver a Ugarteche hablando de igualdad para los gays, y es increíble como posteriormente llegué a conocerlo en espacios del mundo de la iglesia de los pobres… Él siempre nos retaba a dar la cara, porque si no das la cara, ¿quién la va a dar por ti? Y entonces nos joden respecto de nuestros derechos, nuestras dignidades, nuestra igualdad.
Entonces, Óscar Ugarteche es un gran amigo hoy en día, pero sobre todo, desde siempre, yo le aprecio, le admiro y le respeto por su trayectoria, y, hoy, esta unión que ambos fortalecen hace enaltecer nuestras dignidades y nuestros corazones están alegres… Estoy muy orgulloso de estar aquí, y agradecido. Ugarteche es un gran maestro para mí”.
Finalizados los discursos, Óscar hizo un emotivo recuento de su historia de amor con Fidel, la cual tuvo una serie de obstáculos y las circunstancias de la vida parecían esquivar su relación. No obstante, la difícil decisión de mudarse a vivir a México con Fidel fue acertada. Hoy llevan más de 23 años: “Construir una vida nueva, pasados los 50 años, no toma veinte minutos. Pero construir una vida nueva frente a alguien que has querido toda tu vida y a quien no tuviste porque la vida te llevó por los caminos más extraños. Yo dije: “La vida comienza a los 50”.
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Esa tarde, al referirse a su matrimonio dijo: “Lo que tenemos es un hogar, y yo espero un nuevo tipo de hogar, una nueva manera de plasmar la felicidad, y una expresión de lo que la libertad del hombre puede hacer, porque habiendo crecido en una familia conservadora y católica, en un medio sofocante que impide la autonomía de pensamiento, la sola idea de que acabamos de hacer lo que hemos hecho me parece un paso adelante para todos”.
Muy emocionados todos volvimos a aplaudir y gritamos varias veces “bravo”. La mesa estaba servida. Continuamos brindando y disfrutamos de la rica comida peruana. Siguió la fiesta.
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